Registro fotográfico: James Kendi
Casa del Lago
Ciudad de México
2013

Artista:
galería perdida










GALERÍA PERDIDA:
SOMOS FABRICANTES DE ALIMENTOS EN CUERO

El presente proyecto surge del interés por reflexionar sobre los distintos modos de consumo cultural implícitos en las formas bajo las cuales el mundo que nos rodea se ha ido organizando. El zoológico, el jardín botánico, el museo, son algunos de los sistemas creados a lo largo de la modernidad para catalogar, conocer y ordenar una realidad cercana y, en ocasiones, intrigante. Estas figuras y sus contenedores dan cuenta de las relaciones que, a lo largo del tiempo, han condicionado el acercamiento humano a todo fenómeno externo a sí mismo. 

somos fabricantes de alimentos en cuero fija su mirada en una de las herramientas más utilizadas dentro de estos sistemas de información y exhibición: las vitrinas. El empleo de éstas ha sido recurrente –aparecieron quizás en los primeros gabinetes de curiosidades, viajaron hasta los museos de ciencias e historia natural y se han introducido con una fascinante y aparente naturalidad en sitios arqueológicos y museos de arte. Asimismo, se han insertado dentro de la vida cotidiana desplegando los objetos más diversos y dispares en salas de estar, tiendas, laboratorios, entre otros. Su presencia casi ubicua sugiere no obstante cuestionarse qué engaño trae consigo su aparente invisibilidad, el acto de querer borrar su carácter como un marco físico y de pensamiento.

A pesar de la franqueza que sugiere la transparencia de su material, esta propuesta desea hacer hincapié en la mediación, el distanciamiento y la erudición producidos en este tipo de dispositivo de exhibición. Se busca explorar su función como la de un vaso comunicante, un receptáculo que transmite información tanto visual como intelectual. 

Se recurre entonces a la opacidad y la duplicidad, haciendo uso de un material vulgar, cuya función práctica dista mucho de ser un contenedor que confiera valor, y revelando su carácter en un momento previo al encuentro con el mismo objeto: la superficie y el interior actúan como un espejo. El contenido antes único se duplica. Examinando la constitución de valor que opera en ellas, nos preguntamos, ¿cómo es que, en realidad, acumula valor un objeto? ¿Es acaso una transmisión arbitraria o depende de donde se le albergue? ¿Qué tipo de información y conocimiento genera? ¿Qué papel juega en ello el aislamiento del objeto? ¿Cuál es la amenaza que aqueja a un objeto específico que se encuentra al lado de productos deliberadamente ordinarios?

¿Puede un contenedor determinar la naturaleza de lo que resguarda? ¿Qué determina una vitrina? ¿Una caja, una jaula, un refrigerador? Al colocar un objeto dentro de un espacio inesperado y aparentemente sin relación, se modifica su carga de información y se dirige la atención hacia otras formas de producir significado. La intención es evitar los modos de presentación ya conocidos y producir una mirada crítica sobre tal operación. El factor de reconocimiento cambia la percepción. 

El proyecto no busca dar respuesta a tales cuestionamientos sino compartirlos con el espectador, permitir que la subjetividad generada en el encuentro interfiera en la reflexión sobre los mismos. A través de caprichosos agrupamientos y absurdas clasificaciones, somos fabricantes de alimentos en cuero –tal y como la imposibilidad propuesta en su nombre lo indica– juega con la naturaleza paradójica de la generación de conocimiento y valor, con las atribuciones y su lógica particular. En este comportamiento absurdo resuena además la relación distópica que se materializa en tales formas de catalogación del mundo.


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sobre galería perdida

El nombre galería perdida implica una posición indeterminada. Iniciada en las colinas del México rural, toma su nombre como una oportunidad directa para desestabilizar las distinciones del lenguaje –para enfocarse primordialmente en las incongruencias del lugar: las lagunas y pausas entre traducción y significado. Su práctica es caracterizada por una fluidez llenada con desplazamientos continuos que llevan al límite la distribución de la producción manual al adoptar los intercambios de (lo que alguna vez fue) el rigor contemporáneo.

Apelando al modesto anacronismo de su cultura material, considera su rol como igualmente paralelo, igualmente mutable. Para este fin, una alegoría que ha personificado largamente –si no es que ya desmembrado por completo:

Los edificios se levantan uno junto al otro. Forman una línea recta.
Se espera de ellos que formen una línea, y es un defecto serio cuando no hacen tal cosa. Son entonces dichos ‘sujetos a alineamiento’, significando que por ley pueden ser demolidos, con el fin de ser reconstruidos en una línea recta con los otros.

Georges Perec, Species of Spaces and Other Pieces, 1974



galería perdida fue un colectivo establecido en Chilchota, Michoacán en 2015 conformado por Julie Spielman y Andrés Janacua. Su trabajo incluye filmes, fotografía, escultura, tipografías y dispositivos curatoriales.