Registro fotográfico: Diego Berruecos
Proyectos Monclova
Ciudad de México
2013

Artista:
Nina Beier
Roisin Byrne
José Luis Cortés
Laurent Grasso
Christodoulos Panayotiou
Trevor Paglen
Tania Pérez Córdova
Ulla von Brandenburg


Prensa: 
Excelsior
e-flux







UN VIAJE A LA LUNA

En julio de 1969, la nave espacial Apollo 11 fue lanzada al espacio exterior teniendo como destino final la Luna. Dos de los integrantes de su tripulación se convertirían en los primeros hombres en pisar este satélite de la Tierra. Argumentando una serie de observaciones con base en el precario conocimiento que hay de la superficie y atmósfera lunar, un sinfín de comentarios y opiniones en contra han surgido negando la veracidad de este hecho, nombrándolo un montaje y, por tanto, una construcción histórica a partir de la manipulación de imágenes. El mismo suceso, la llegada del hombre a la Luna, es el tema de la primera película de ficción jamás realizada. En Le voyage dans la Lune (1902), cortometraje de Georges Méliès inspirado en un cuento de Julio Verne, el desconocimiento absoluto sobre el comportamiento de los objetos y los seres humanos en la Luna –igualmente, una crisis de la representación– se muestran como una provechosa desventaja, ya que actúan como estímulo a la creatividad e imaginación.

La presente exposición se traza en el límite de la tensión provocada entre ambos momentos del mismo evento y desea explorar hasta cierto grado el encuentro estético, es decir, cómo reacciona el espectador frente a la incertidumbre provocada por un objeto o una situación. La producción de los artistas reunidos en esta selección se construye por medio de objetos e imágenes cuya función es indéxica; eliminan la primacía del objeto artístico como fuente inmediata de experiencia y relegan su presencia física a un segundo plano. Son una suerte de rastro de algo que quizás nunca tuvo lugar. Su estado es uno de suspensión, el cual oscila entre lo puramente documental y lo puramente ficticio. Tal experiencia, de naturaleza mediada, da cuenta de las condiciones de la experiencia a las que estamos sujetos como espectadores. ¿Cómo se producen éstas?

La apertura de un espacio estético conlleva la apertura de un espacio político. Al momento de su configuración como una disciplina científica, la astronomía emprendió una serie de batallas sobre la representación del mundo. La obra de Trevor Paglen se ha enfrentado al dilema contrario. Emulando los mensajes que llevaban consigo las naves espaciales Voyager y Pioneer, en el proyecto The Last Pictures Paglen envía un disco de oro al espacio exterior, el cual contiene una selección de cien imágenes que fungen como carta de presentación de la Tierra y sus habitantes frente al resto del cosmos. The Last Pictures afronta la imposibilidad de la representación y lo fútil del intento de hacer una representación de la humanidad. En el texto de su autoría que se reproduce más adelante, Paglen afirma que el deseo por apelar a un interlocutor no-terrestre es uno interesante porque nos lleva a preguntarnos por nuestra relación con la otredad, fuera de significar una posibilidad real por el diálogo con seres, hasta este momento, imaginarios. Esta imposibilidad se extiende hasta las fotografías presentadas en la exposición, las cuales dan cuenta del fracaso de la imagen dado que su contenido no es necesariamente visible. 

Las imágenes de Paglen, que desde un punto de vista formal podrían asociarse a las pinturas de Turner o a la fotografía de paisaje norteamericana, capturan satélites espía en movimiento y predator drones (vehículos aéreos teledirigidos de ataque), ambos herramientas militares de vigilancia y control. No obstante, tanto los satélites como los drones son difícilmente perceptibles en la imagen y bien podrían no estar ahí.

El registro y la documentación, jamás fieles ni objetivos, construyen ficciones en las que la frontera entre fabricación de la imaginación y realidad es difícil de trazar. "El vértigo de una realidad paralela, aquella que se alberga en el intersticio de la opacidad contenida en la transparencia, en lo irracional de la ciencia", en palabras del artista Laurent Grasso, es el inter-estado que define gran parte de las piezas presentadas en la exposición. Objetos magnetizados temporalmente, estructuras planetarias alteradas, piedras que levitan gracias al poder de la mente, telas envejecidas mediante procesos artificiales... todos éstos son una suerte de "objetos imposibles", cuya potencialidad es suficiente para imaginar otros modos de existencia y, a la vez, cuestionar la realidad.

A primera vista, el trabajo de Ulla von Brandenburg muestra una fascinación por tales objetos imposibles, escindidos de la lógica cotidiana a la que normalmente responden. No obstante, lo que hace en realidad es explorar el estado de los objetos mediante una experiencia mediada. En el video Ein Zaubertrickfilm [Un truco de magia filmado] (2002) la artista pidió a conocidos y amigos realizar frente a la cámara un truco de magia. Casualmente, todas las personas se saben al menos uno. A pesar de que en el mundo actual la magia es contemplada dentro del género de la fantasía, la mayoría de las personas se plantean —aunque sea por un momento— la pregunta de su existencia. Por su parte, el trabajo de Nina Beier es permeado constantemente por una condición de inestabilidad donde la obra, el suceso, el encuentro y el documento intercambian el centro de atención mientras los demás desaparecen de la escena. La serie fotográfica Spectacle (2009) retrata el momento en el que un espectador observa una escultura realizada por la propia Beier. Una vez fotografiada, ésta será destruida. El consumo total de la obra deviene entonces imposible. En Flowage (2013), un número de tubas conectadas a la tubería de la galería por medio de mangueras, Beier centra su mirada en la imposibildad de un significado correcto o definitivo de lo que observamos. Al asociar dos objetos en apariencia totalmente extraños, la artista se pregunta por las posibilidades infinitas dentro de la asociación de ideas provocadas por la duda o el asombro ante dos conceptos que no suelen encajar entre sí. ¿Qué hace a una metáfora? ¿Existe la posibilidad de una metáfora sin significado o siempre proyectaremos uno? ¿Qué sucede si ésta es despojada de su referente? En este caso, las tubas y las mangueras –como lo podrían haber sido otro par de objetos cualquiera– son cuerpos silentes e inanimados que dependen completamente del espectador y el contexto en el que son insertados para cobrar vida.

Mediante un refinado proceso de abstracción, Christodoulos Panayotiou utiliza objetos que evocan rituales mas los despoja de sus evidentes referentes religiosos, pertenecientes a la tradición bizantina. Así, un díptico de íconos deviene un díptico de monocromos dorados que, pese a albergar una cierta carga mística, actúa en realidad como un objeto turístico que se mofa del deseo por representar al país de origen de Panayotiou, Chipre. Frente a la crisis económica y política que ha aquejado al país durante los últimos años, el pasado chipriota –ligado a la tradición helénica– se ha exaltado con la finalidad de promover al país como un destino turístico. Los íconos evidencian la manipulación y constante de las narrativas históricas y su reinterpretación al servicio de los intereses actuales. La serie fotográfica The Invention of Antiquity (2012) da igualmente cuenta de ello.

La manipulación de un objeto toma el centro de la reflexión que hace Tania Pérez Córdova sobre las múltiples ocasiones en que la escultura de la Coatlicue, importante deidad azteca, fue enterrada y desenterrada. Lejos de adquirir un matiz histórico, su interés recae en el poder de lo oculto, en este caso, debajo de la tierra. Cosas sobre la tierra, cosas debajo de la tierra se publica dentro del pequeño catálogo que acompaña a esta muestra. El acto narrado en dicho texto, enterrar algo con el deseo de preservarlo para generaciones futuras, es muy similar al que aborda Trevor Paglen sobre enviar un mensaje fuera de la Tierra que flotará en el espacio exterior por millones de años. Ambos se enfrentan a la incertidumbre –muchas veces no reconocida– de si aquel interlocutor imaginario podrá, efectivamente, comprenderlo. Tomando las palabras de Tania Pérez Córdova, en este diálogo con el futuro, “uno sólo puede especular si para ese entonces, un sombrero podría y seguiría siendo un sombrero.”